Frente a sus ojos, se encontraba la ciudad de las mil maravillas. Cualquier deseo podía ser cumplido. Sólo tenía que desearlo. Pero esto no era fácil. Para conseguir un deseo se necesitaba una voluntad, y una identidad de la que aquélla emanase. Pero no tenía ninguna de las dos cosas. Así que ese fue su primer deseo. Poco a poco, fue descendiendo de la cumbre en la que se encontraba, desde la cual podía contemplar la ciudad en su conjunto. Necesitaba bajar, entrar en la ciudad. Porque aunque su privilegiada
Publicado por Chus a las 19:50 2 comentarios
Categoría: Mis cuentos