Cada uno espera su momento para brillar, el cual siempre llega. Ambos se atreven a salir cada día; aún si está nublado el sol sale y brilla, solo no lo podemos ver. Igual pasa con la luna, cuando sale y brilla de forma distinta cada noche.
Solo hay que estar dispuesto a seguir saliendo. Disfrutar el proceso, siempre estar dispuestos y prevenidos para brillar en el momento indicado.
Y como la luna y el sol, cuando en el cielo coinciden, hay que despojarse de las penas para poder brillar en conjunto. Sin buscar opacar a nadie, embellecer con nuestro brillo y alimentar el de los demás.