Palabras que se vierten cuando el vaso está lleno, cuando no cabe más, cuando te derramas... Palabras que nadie quiere oír, que tú no te atreves a decir. Gritos en silencio, para nadie, para nada.
Vuelvo tras unos meses silente, vuelvo para -qué raro- quejarme. Qué le vamos a hacer, sigue siendo mi espacio y pongo aquí lo que me apetece, nadie está obligado a leer y de hecho cada vez queda más oculto en el maremágnum inabarcable que es Internet. Así que con total tranquilidad, escribo, me quejo, así retomo el blog hoy:
Qué hartura con el discurso de que hacer terapia es bueno sí o sí, restar nunca resta; que por lo visto es EL (único, se sobreentiende) camino para el autoconocimiento; y ojo cuidao, que he llegado a leer que es peligrosa y mejor tener lejos a la gente que a sus X años nunca ha hecho terapia (!!)