Un blog más de Carolina Flores Hine
A veces sueño con ponerme una academia para meseros y meseras. La primera vez que hablé de esto fue con Cesitar, el adorable abuelo de mi amiga Ana María, un restaurantero colombiano con quien conocí la versión tica del Ajiaco, mi sopita favorita.
Sin embargo, no voy a abrir una academia para meseros y meseras. Yo me dedico a otras cosas y además, en Costa Rica tendría algunos problemas para que ese negocio prosperara. ¿Por qué? A pura intuición, diré que porque no existe incentivo alguno para mejorar, ni para quienes sirven ni para las personas propietarias del negocio. ¿Las causas? Aquí van mis hipótesis absolutamente sesgadas e irresponsables: